Científico
Conoce algunos de los casos representativos del patrimonio astronómico científico de Chile. Gracias a la oscuridad de sus cielos, desde la segunda mitad del siglo XX, nuestro país es el hogar de los proyectos astronómicos más importantes del mundo.
Un dato curioso, los observatorios suelen tomar el nombre de los cerros donde se ubican, reforzando su relación con el paisaje ✨¡Estamos trabajando en más sorpresas! Por mientras, comparte la experiencia y sigue explorando el patrimonio astronómico bajo el cielo de Chile
El Observatorio Cerro Tololo comenzó a funcionar en 1965 y fue el primero de los grandes observatorios internacionales instalados en Chile. Su ubicación en la cima de una montaña, a más de 2.000 metros de altura, fue especialmente elegida por la oscuridad de su cielo nocturno. Desde sus telescopios se han observado galaxias lejanas y explosiones de estrellas llamadas supernovas, gracias a las cuales hemos aprendido cómo nacen, viven y mueren las estrellas en el universo. Increíble, ¿Cierto?
Desde 1969, el Observatorio La Silla ha sido uno de los primeros en buscar nuevos planetas. También está en un cerro, a casi 2.400 metros de altura, y forma parte del Observatorio Europeo Austral (ESO). Desde sus telescopios se han encontrado planetas que giran alrededor de otras estrellas, fuera de nuestro sistema solar. Algunos podrían incluso parecerse a la Tierra, lo que ha abierto nuevas preguntas sobre la posibilidad de vida en otros rincones del cosmos ¿Te imaginas?
Inaugurado en 1971, el Observatorio Las Campanas está en la cima de una montaña frente a La Silla, a casi 2.400 metros de altura. Desde aquí se han observado galaxias muy lejanas, ayudando a entender cómo ha cambiado el universo desde sus inicios. Además, aquí se construye uno de los telescopios más grandes del mundo: el Telescopio Magallanes Gigante. Este instrumento permitirá mirar más lejos que nunca y estudiar cómo se forman estrellas, planetas y galaxias. Otra escala de naturaleza.
ALMA es un observatorio muy particular. Fue inaugurado en 2013, a 5.000 metros de altura, donde el cielo es de un azul increíble. Además, en vez de telescopios tiene antenas gigantes, las que trabajan en equipo para observar partes del universo que otros instrumentos no alcanzan. En vez de luz, ALMA detecta señales que provienen de objetos fríos y oscuros, como las nubes donde nacen estrellas y planetas. Por eso puede trabajar de día y de noche, incluso si está nublado. ¡No para!