Cultural
Conoce algunos de los casos representativos del patrimonio astronómico cultural de Chile. Hablamos de sitios, conocimientos y prácticas astronómicas de pueblos originarios. Nos muestran la antigua y profunda relación entre el cielo, la naturaleza y la cultura, dejando huellas imborrables en el paisaje.
¿Te fijaste cómo la astronomía conecta a las culturas con la naturaleza? 🔭✨ ¿Quieres saber más? ¡Pronto una nueva sorpresa! 🌟 Mientras tanto, comparte la experiencia y sigue explorando el cielo. 🚀🌍
Hace siglos, l@s navegantes polinésic@s poblaron Rapa Nui. Cruzaron el inmenso océano Pacífico sin brújulas ni GPS. ¿Cómo lo hicieron? Observando la naturaleza. Las estrellas les marcaban el camino de noche, el sol los guiaba durante el día y las olas les indicaban la cercanía de tierra. Hoy, gracias a nuevas investigaciones y a las propias comunidades polinésicas, este conocimiento está siendo recuperado, permitiendo que el arte de leer el mar en el cielo siga vivo.
Para las comunidades pewenche de Trapa Trapa y Butalelbun, el cielo es un calendario vivo. Mirar las estrellas les permite medir el tiempo y organizar su vida en la cordillera. Yepun y Ngau, dos astros fundamentales, aparecen en relatos, rituales y tejidos, reflejando su vínculo con el territorio. A través de generaciones, este conocimiento ha sido transmitido y sigue vigente, fortaleciendo la relación entre naturaleza y cultura.
Viña del Cerro, en el valle de Copiapó, fue un importante centro metalúrgico inka-diaguita, con una arquitectura diseñada para la observación del cielo. Su ushnu, una plataforma sagrada, marcaba eventos astronómicos como los solsticios, alineándose con montañas como Calquis y El Potro. Este sitio, reconocido como patrimonio astronómico, demuestra la estrecha conexión entre astronomía, ritualidad y el manejo de los recursos en los Andes antiguos.
En Socaire, la comunidad Lickan Antay ha integrado la observación del cielo con su paisaje durante siglos. Aquí, el cielo y las montañas sirven como referencia para marcar momentos clave del calendario agrícola, como la limpia de canales y la petición de lluvias, asegurando el equilibrio entre el agua y la tierra. Estas prácticas reflejan la relación indivisible entre cultura y naturaleza, donde la astronomía sigue siendo parte esencial de la organización del tiempo y la vida en el territorio.